lunes, 21 de enero de 2013

Mi Lucha contra el cáncer 4

Desperté en una enorme sala llena de camas con gente en ellas. La mayoría, como yo, se encontraban entubados y conectados a aparatos que les suministraban drogas para calmar el dolor, antibióticos para descartar al enemigo más peligroso en los recién operados:las infecciones y diversos medicamentos. Me encontraba nada más y nada menos que en la sala de cuidados intensivos de los recién operados de cáncer.
Puta, nunca pensé que tanta gente sefre de éste mal. ¡Y yo soy ahora uno de ellos!
Algunos dejaban escapar de vez en cuando lastimeros quejidos, otros respiraban agitadamente como si fueran presas de ataques de pánico y no faltaban los que gritaban a voz en cuello cosas como: ¡enfermera me muero de dolor, déme algo! yo guardaba silencio observando aquél espectáculo dantesco, mientras procesaba la razón de mi presencia allí en esa nave para condenados. Pronto caí en cuenta de que recién me habían operado y mi primera reacción fue tocarme pa pierna mala para comprobar que aún la tenía. En mi desesperación me la golpeé justo sobre la sutura, lo que me inundó de un dolor descomunal desde la punta de mis pelos hasta la última molécula de mi cuerpo. Sí allí estaba ¡todavía tengo el cuerpo completo! pensé. Luego poco a poco el dolor se fue apoderando de todo mi cuerpo y hasta de mi alma. Así de intenso era. En mi sufrimiento miré al hombre que estaba echado en la cama de al lado. Su rostro tenía una expresión de terror como jamás he visto antes. Estaba quieto, inmóvil, en una postura que me pareció bastante incómoda pero que sin duda para él era la única manera de mitigar el sufrimiento. Parecía tener miedo siquiera de respirar porque sabía que el más mínimo movimiento le infligiría enorme dolor. También me pareció que que trataba de pasar desapercibido, como si su humildad no quisiera molestar a los demás. Lo miré a los ojos y le sonreí. Traté de darla la mano estirando mi brazo hacia él tanto como pude. Me sonrió con la mirada y se disculpó con los ojos dándome a entender que le era imposible moverse.
El dolor se acrcentaba de forma geométrica hasta que no pude más y grité:¡ENFERMERA POR DIOS, SI NO ME DAS UN POCO DE MORFINA AHORA MISMO, ME LEVANTO Y ME INYECTO YO MISMO CARAJO. NO AGUANTO MÁS ESTE MALDITO DOLOR! mi voz tronó en el gran pabellón y por un momento se hizo un silencio total. Parecíamos estar en una gran tumba. A los pocos segundos recomenzaron los ruidos acostumbrados, pero tenía a mi lado un ángel celeste con una gran hipodérmica en la mano. Cogió uno de los tubos conectados a mis brazos e introdujo la totalidad del contenido de la jeringa. En cuestión de segundos desapareció el dolor y me invadió una sensación de paz y seguridad.
(Continuará)

jueves, 17 de enero de 2013

El cáncer mi lucha contra él 3

Pues finalmente llegaron las cartas de garantía y los informes médicos que me requirieron. Compré todos los "repuestos" de la lista, y la aseguradora por aceptó cubrir el 80% de los materiales y repuestos. Entré a la sala de operaciones a las doce y media del mediodía y mi operación durará unas cuatro horas, según cálculos del cirujano. No sé como terminaré, ya la anestesia me está haciendo efecto.
Les contaré el resto cuando despierte,,,

lunes, 14 de enero de 2013

MI LUCHA CONTRA EL CÁNCER EL ENEMIGO SILENCIOSO 2

Hoy comencé muy temprano. Fui donde mi cirujano, el que me va a operar. Quiere que me interne hoy y operar mañana. Me dio la orden de hospitalización para el INEN. La llevé. El ambiente es deprimente. No era la primera vez que lo visitaba, pero ahora, como paciente, me dio la impresión de ser un lugar lúgubre, atestado de gente con la desesperanza pintada en sus rostros. Creo que nosotros resaltábamos entre los demás por el aspecto sano que llevamos. Lo primero que la administración anunció fue que no tienen habitaciones. Además ONCOSALUD aún no remite la carta de garantía que permitirá que me operen allí. Ni hablar del Pacífico Seguros que todavía ni siquiera decide si cubrirá aunque sea algo de los "repuestos" que me tienen que instalar. La buena noticia es que uno de los proveedores me concedió un descuento de 20 %. Lástima que sea el que surtirá las partes más baratas. Creo que ayer conté que los repuestos costarán como S/30,000. Felizmente logré vender el antiguo comedor inglés de la casa de mi padre y algunos cuadros antiguos que me dejó mi abuela. En realidad siempre quise venderlos, pero para regalarme una vacaciones. Nunca pensé que tendría que utilizarlos en médicos. Yo siempre deseé una muerte rápida y ahora no tengo idea de cuánto durará todo esto. Una querida amiga me consiguió una habitación.Veremos si logro internarme esta noche y que me operen mañana, aunque no sé como saldré de esta.
No me puedo imaginar cómo hacen aquellos que no tienen seguros, ni muebles para vender.
El Estado es completamente inútil. La salud del pueblo no le interesa a nadie. Esos bribones políticos sólo están interesados en llenarse los bolsillos.
Mañana seguiré mi crónica.