jueves, 8 de abril de 2010

La tercera edad

No sabía muy bien en que consiste, pero desde ayer pertenezco a la tercera edad. Pudiera ser que se trate de cumplir tres vece veinte, no lo sé con certeza. Tampoco me siento distito que anteayer. Ni más viejo, pero fue un día diferente. Comenzó muy temprano. A las cinco y media de la madrugada se me quitó el sueño y me levanté de la cama, además que mis dos terriers estaban ansiosos por salir a darme mi paseo matutino. Después de internarme pos callecitas desconocidas cerca del malecón, me topé con una esquina cercana a una construcción. Caminábamos a trancos firmes y regulares y cuando dí el último paso en la pista para subir a la vereda, las dificultades empezaron; mi pié izquierdo resbaló y me fui de bruces al suelo que estaba cubierto de una pasta jabonosa, residuo del lavado de algún camión mezclador de concreto.
Caí sobre mi rodilla mala y me lastimé las dos manos en mi intento por amortiguarel porrazo y no golpearme la cara o la cabeza, no fuera quedar tonto como Coco Bambarén. Como era de esperar, terminé con la ropa, manos y zapatillas cubiertas de una sustancia de color caca, que como todos sabemos es el color del cemento. Al levantarme sentí fuertes dolores en la rodilla, los hombros, muñecas y todas las articulaciones. Entonces se hizo la luz en mi mente: en ésto consiste la tercera edad, quedar adolorido como nunca antes.
¿Será? creo que sí, pues no fue todo lo que me sucedió el día en que cumplí sesenta. Pero eso será otra historia...

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