La genialidad del alcalde Masías parece no tener límite. No contento con haber recibido a la terrorista Berenson en su distrito ahora ha retirado toda vigilancia visible, francamente no creo que nadie vigile a la terruca; ni los inoperantes servicios de inteligencia nacionales ni el serenazgo encubierto, ahora ha ordenado vigilancia permanente en el parque Bolognesi.
Los serenos destacados a ese puesto realizan labores importantísimas como llenar informes acerca de la cantidad de canes que los vecinos pasean por el lugar y me imagino que también cuántas deposiciones son lanzadas por éstos en el jardín(me refiero a los canes, claro está).
Además tienen la misión de cuidar a como dé lugar los reflectores de la pileta, ya que desapareció uno la semana pasada.
Se sospecha de un perro de raza Yorkshire terrier, muy mal encarado y que responde al nombre de Ramón. Según declaraciones del jefe del servicio de Serenazgo de Miraflores, la captura del sospechoso sería inminente.
Claro, todo esto pasa mientras Berenson se pasea a sus anchas por el distrito, recibe la visita de sus camaradas y deben estar trabajando en el relanzamiento de su movimiento político.
Además los rateros siguen haciendo de las suyas robando autopartes y vehículos enteros, aparte que los asaltos y arrebatos a transeúntes son cosa de todos los días.
Pero para Masías más importante es cuánta caca hacen los perros en sus parques.
Espacio abierto de crítica a la sociedad peruana. Te invito a participar. Te ofrezco el espacio para expresar tus frustraciones contra el sistema.Cualquiera que éste sea.
jueves, 17 de junio de 2010
LA NUEVA CLASE MEDIA
Un interesante análisis de actualidad, léalo y piense:
La nueva clase media: emergentes y progresistas
Rolando Arellano cree que la figura de un rombo es clave para describir la nueva silueta económica del Perú urbano. En su última investigación concluye que la estructura piramidal ha quedado atrás en las grandes urbes. Esta sorprendente transformación no estaría siendo advertida por las élites políticas y empresariales. Arellano, quizá el experto en marketing que más ha estudiado a los consumidores locales, acaba de presentar “Al medio hay sitio”, un libro que tiene una ambición puntual: cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Por Karen Espejo
¿Recuerdan la tradicional pirámide social del ABCDE, aquella donde el poder se concentra en su cúspide y decrece conforme nos deslizamos a su base? Pues este modelo podía retratar al Perú de hace 30 años, cuando la brecha entre clases era abismal.
“Pero hoy, que los adinerados también viajan en combi, viven en Comas y tienen apellidos andinos, o hay empobrecidos con autos, viviendo en Miraflores y con apellidos europeos, encontramos que hay pobres más ricos de lo que parecen y ricos más pobres de los que imaginamos. Nos estamos integrando, por eso ya no encajamos en una pirámide que nos divide”, explica Rolando Arellano, presidente de Arellano Marketing Investigación y Consultoría.
“Actualmente, la verdadera clase media del país se concentra en lo que antes conocíamos como el nivel socioeconómico C, compuesto mayormente por migrantes que llegaron a las ciudades en busca de oportunidades o para librarse del terrorismo”, agrega. Este sector, tantas veces marginado, hoy genera más del 30% de riqueza en las urbes, el doble que la tradicional clase A.
¿Cómo fue esto posible? Pues la incapacidad del Estado de controlar y atender a estos nuevos segmentos de la población urbana los empujó a crecer en las invasiones, autoconstruir sus casas y desarrollar una gran economía informal que, años más tarde, permitió que muchos de ellos inviertan en centenares de negocios estables y educación.
De pirámide a rombo
Este fenómeno, según Arellano, transfigura aquella base de la pirámide social en las caderas anchas de un rombo, que engorda conforme crece la clase media emergente. Una estructura de sociedad que, concluye el experto, nos estaría acercando a las naciones desarrolladas del mundo. Una lectura optimista sobre lo que ocurre en el país que, sin duda, resulta polémica. Sin embargo, hay historias de vida que parecen darle la razón.
Al medio de este rombo se encuentran hombres como Robert Turpo Jaco (38), quien dejó su natal Cerro de Pasco a los 11 años para instalarse en Lima con sus hermanos.
“Empezamos vendiendo verduras y frutas como ambulantes en el Campo Ferial de Ñaña. Trabajaba de día y estudiaba de noche. Con el dinero que reuní, me independicé a los 18 años y abrí un puesto de ropa en el Mercado Central de Lima”, explica entre ollas y envases plásticos que rodean su estrecho local de la cuadra seis de jirón Puno, en Mesa Redonda.
Pero las apariencias engañan. Sus maneras tan humildes de actuar, vestir y hablar ocultan bien su gran poder emprendedor. Robert viajó solo a las ciudades chinas de Hong Kong y Guangzhou para hacer negocios con exportadores de menaje y artículos de cocina.
Desde entonces, su tiendita le sirve, sobre todo, de centro de operaciones para conectarse telefónica o virtualmente con sus clientes en Piura, Tumbes, Chiclayo, Amazonas, Madre de Dios, Pucallpa, Huaraz, Chimbote, Huancayo, Pasco, Ayacucho, Ica, Puno y Cusco. Así, desde Mesa Redonda, abastece a los principales mercados mayoristas y centros comerciales de las regiones, con un promedio de 24 mil artículos por mes.
Sí, sus negocios los hace por internet, herramienta que, aunque parezca increíble, es más empleada por los llamados niveles C, D y B (en ese orden), que por la clase A, si se toman en cuenta los verdaderos tamaños de cada nivel socioeconómico, según investigaciones de Arellano.
Los estilos de vida
Para el especialista, quien además representa a la Asociación Mundial de Investigadores de Marketing, esta es solo una muestra del cambio. Si desea entenderlo a profundidad, hace falta dividir aquel rombo de la sociedad en seis estilos de vida.
A un extremo encontramos a los “sofisticados”, jóvenes adinerados, cosmopolitas y tecnológicos. Mientras que en el otro flanco tenemos a los “resignados”, muchos de ellos de origen andino y sin deseos de superación. “Ambos representan los estereotipos tradicionales de las clases más altas y bajas, pero conforman solo el 15% de la población; el 85% restante están presentes en todos los niveles socioeconómicos”, precisa.
Es aquí cuando descubrimos a las “conservadoras”, madres tradicionales cuya preocupación máxima es el hogar; y a los “adaptados”, interesados en su imagen dentro de la sociedad, trabajadores dependientes, que critican al gobierno, pero que no llegan a ser líderes del cambio. Sin embargo, pese a que ambos estilos encajan en el perfil del 40% de peruanos, están empezando a disminuir.
“Ahora la tendencia mayor recae sobre los ‘progresistas’, aquellos que siempre andan detrás de las oportunidades; y las ‘modernas’, mujeres que buscan su desarrollo profesional y laboral. Ellos son casi el 50% de la población compuesta por los peruanos emprendedores y todo indica que este grupo crecerá más”, afirma Arellano.
Ulises Huamán Quispe encaja perfecto en esa legión de peruanos que se construyen solos. Hace tres décadas, sus padres se asentaron en los arenales de Villa El Salvador, huyendo de la muerte que Sendero Luminoso diseminaba por todo Huancavelica.
“Tenía 15 años cuando el dueño de un negocio de diseño me dijo que le gustaban mis dibujos. Empecé a trabajar con él y tres años después me compré una máquina de impresión para instalar un taller de estampado de polos. No descansaba. En el día hacía los diseños, en las tardes estampaba y los fines de semana me ‘recurseaba’ como músico”, cuenta detrás del mostrador de una de sus ocho tiendas de ropa “Culture Exchange”, en ese monstruo comercial llamado Gamarra.
Hoy, con 25 años, y con su propia planta industrial, Ulises produce de 20 mil a 50 mil prendas mensuales, 30% de las cuales se exportan a Venezuela, Colombia, Chile, Ecuador, Argentina, Bolivia y Panamá.
Otro nítido ejemplo de cómo se ha ido gestando un cambio de actitud entre peruanos que nacieron en medio de la pobreza, es el caso de Ema de la Rosa, una madre soltera que migró desde Huánuco a Lima con sus dos hijas en busca de oportunidades, y sí que las encontró.
Metódica y luchadora, invirtió sus ahorros en el alquiler de un terreno en Chorrillos. Allí construyó con sus manos una casa de esteras. Y fue allí donde un cartel que ofrecía empleo en una planta de distribución de legumbres le cambió la vida.
“En este trabajo comencé separando menestras. Pero mi curiosidad me llevó a aprender todas las áreas y empecé a ascender a ayudante de almacén, a jefa de producción, a jefa de planta y luego me mandaron a conocer directamente a los agricultores.
Conocí los tejes y manejes para formar mi propio negocio”, cuenta la dueña de Agro Misti Trading, empresa de acopio y procesamiento de legumbres peruanas, ecuatorianas y bolivianas. Cada semana, Ema vende de 80 a 200 toneladas de sus productos a intermediarios que se encargan de comercializarlos al interior del país, o exportarlos a América del Norte, Asia, África y Europa.
¿Qué nos falta?
Y si todo parece marchar tan bien, ¿qué nos falta? Según Arellano, necesitamos desterrar la idea de que aún vivimos en una sociedad de pirámide.
“Los políticos, por ejemplo, cometen un grave error al seguir mirando el Perú de hace 30 años. Creen que sigue funcionando la fórmula de dar incentivos a las clases altas y ayuda a las clases bajas, cuando no saben que los progresistas o las modernas, que son la mayor parte de la población, pedirán, por ejemplo, herramientas para exportar y no bonos de dinero”.
La desconexión entre la élite política y los emergentes lleva a que estos no se sientan representados y opten por el peligroso voto inestable. “No hay identificación. El gobierno les habla en un lenguaje que no entienden, porque piensan: ese Estado que durante años me impidió crecer y me desalojó con sus policías municipales, ahora me busca porque soy grande, entonces yo le digo no”.
La miopía, sin embargo, también alcanza al sector empresarial. “Creen que hay que hacer un producto para el A, otro para el B, otro para el C y el D, en lugar de tener productos que lleguen a todos y puedan alcanzar la economía de escala. Si los políticos, los empresarios y la sociedad en su conjunto dejaran de pensar que somos distintos y se dieran cuenta de que cada vez somos más uniformes, entonces seríamos mejores”.
Las tesis de Arellano están cargadas de optimismo. Es probable que más de un académico busque cuestionarlas exhibiendo información cuantitativa sobre variables que el experto en marketing no habría tomado en cuenta. A su favor tiene, en cambio, una enorme legión de historias de éxito, como las de Robert, Ulises y Ema, que hacen creer que sí se puede surgir a partir del emprendimiento popular.
Cifras y datos
• En el 2006, la ponencia “Perfil, datos demográficos y estratos socioeconómicos”, presentada en el Congreso Esomar Latinoamérica, ya mostraba al segmento socioeconómico C como el estrato medio de la sociedad peruana, con un 29% de la población.
• El estudio nacional de Arellano Marketing en 2009, realizado en 15 ciudades, arroja que la participación del nivel C en la riqueza del país es del 31%, mientras que el B llega al 27% y el A al 14%.
• El 64% del nivel socioeconómico A y el 70% del C se consideran a sí mismos parte de la clase media, según estudios de la Asociación Peruana de Empresas de Investigación de Mercados.
Marco Antonio Santivañez
La nueva clase media: emergentes y progresistas
Rolando Arellano cree que la figura de un rombo es clave para describir la nueva silueta económica del Perú urbano. En su última investigación concluye que la estructura piramidal ha quedado atrás en las grandes urbes. Esta sorprendente transformación no estaría siendo advertida por las élites políticas y empresariales. Arellano, quizá el experto en marketing que más ha estudiado a los consumidores locales, acaba de presentar “Al medio hay sitio”, un libro que tiene una ambición puntual: cambiar la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Por Karen Espejo
¿Recuerdan la tradicional pirámide social del ABCDE, aquella donde el poder se concentra en su cúspide y decrece conforme nos deslizamos a su base? Pues este modelo podía retratar al Perú de hace 30 años, cuando la brecha entre clases era abismal.
“Pero hoy, que los adinerados también viajan en combi, viven en Comas y tienen apellidos andinos, o hay empobrecidos con autos, viviendo en Miraflores y con apellidos europeos, encontramos que hay pobres más ricos de lo que parecen y ricos más pobres de los que imaginamos. Nos estamos integrando, por eso ya no encajamos en una pirámide que nos divide”, explica Rolando Arellano, presidente de Arellano Marketing Investigación y Consultoría.
“Actualmente, la verdadera clase media del país se concentra en lo que antes conocíamos como el nivel socioeconómico C, compuesto mayormente por migrantes que llegaron a las ciudades en busca de oportunidades o para librarse del terrorismo”, agrega. Este sector, tantas veces marginado, hoy genera más del 30% de riqueza en las urbes, el doble que la tradicional clase A.
¿Cómo fue esto posible? Pues la incapacidad del Estado de controlar y atender a estos nuevos segmentos de la población urbana los empujó a crecer en las invasiones, autoconstruir sus casas y desarrollar una gran economía informal que, años más tarde, permitió que muchos de ellos inviertan en centenares de negocios estables y educación.
De pirámide a rombo
Este fenómeno, según Arellano, transfigura aquella base de la pirámide social en las caderas anchas de un rombo, que engorda conforme crece la clase media emergente. Una estructura de sociedad que, concluye el experto, nos estaría acercando a las naciones desarrolladas del mundo. Una lectura optimista sobre lo que ocurre en el país que, sin duda, resulta polémica. Sin embargo, hay historias de vida que parecen darle la razón.
Al medio de este rombo se encuentran hombres como Robert Turpo Jaco (38), quien dejó su natal Cerro de Pasco a los 11 años para instalarse en Lima con sus hermanos.
“Empezamos vendiendo verduras y frutas como ambulantes en el Campo Ferial de Ñaña. Trabajaba de día y estudiaba de noche. Con el dinero que reuní, me independicé a los 18 años y abrí un puesto de ropa en el Mercado Central de Lima”, explica entre ollas y envases plásticos que rodean su estrecho local de la cuadra seis de jirón Puno, en Mesa Redonda.
Pero las apariencias engañan. Sus maneras tan humildes de actuar, vestir y hablar ocultan bien su gran poder emprendedor. Robert viajó solo a las ciudades chinas de Hong Kong y Guangzhou para hacer negocios con exportadores de menaje y artículos de cocina.
Desde entonces, su tiendita le sirve, sobre todo, de centro de operaciones para conectarse telefónica o virtualmente con sus clientes en Piura, Tumbes, Chiclayo, Amazonas, Madre de Dios, Pucallpa, Huaraz, Chimbote, Huancayo, Pasco, Ayacucho, Ica, Puno y Cusco. Así, desde Mesa Redonda, abastece a los principales mercados mayoristas y centros comerciales de las regiones, con un promedio de 24 mil artículos por mes.
Sí, sus negocios los hace por internet, herramienta que, aunque parezca increíble, es más empleada por los llamados niveles C, D y B (en ese orden), que por la clase A, si se toman en cuenta los verdaderos tamaños de cada nivel socioeconómico, según investigaciones de Arellano.
Los estilos de vida
Para el especialista, quien además representa a la Asociación Mundial de Investigadores de Marketing, esta es solo una muestra del cambio. Si desea entenderlo a profundidad, hace falta dividir aquel rombo de la sociedad en seis estilos de vida.
A un extremo encontramos a los “sofisticados”, jóvenes adinerados, cosmopolitas y tecnológicos. Mientras que en el otro flanco tenemos a los “resignados”, muchos de ellos de origen andino y sin deseos de superación. “Ambos representan los estereotipos tradicionales de las clases más altas y bajas, pero conforman solo el 15% de la población; el 85% restante están presentes en todos los niveles socioeconómicos”, precisa.
Es aquí cuando descubrimos a las “conservadoras”, madres tradicionales cuya preocupación máxima es el hogar; y a los “adaptados”, interesados en su imagen dentro de la sociedad, trabajadores dependientes, que critican al gobierno, pero que no llegan a ser líderes del cambio. Sin embargo, pese a que ambos estilos encajan en el perfil del 40% de peruanos, están empezando a disminuir.
“Ahora la tendencia mayor recae sobre los ‘progresistas’, aquellos que siempre andan detrás de las oportunidades; y las ‘modernas’, mujeres que buscan su desarrollo profesional y laboral. Ellos son casi el 50% de la población compuesta por los peruanos emprendedores y todo indica que este grupo crecerá más”, afirma Arellano.
Ulises Huamán Quispe encaja perfecto en esa legión de peruanos que se construyen solos. Hace tres décadas, sus padres se asentaron en los arenales de Villa El Salvador, huyendo de la muerte que Sendero Luminoso diseminaba por todo Huancavelica.
“Tenía 15 años cuando el dueño de un negocio de diseño me dijo que le gustaban mis dibujos. Empecé a trabajar con él y tres años después me compré una máquina de impresión para instalar un taller de estampado de polos. No descansaba. En el día hacía los diseños, en las tardes estampaba y los fines de semana me ‘recurseaba’ como músico”, cuenta detrás del mostrador de una de sus ocho tiendas de ropa “Culture Exchange”, en ese monstruo comercial llamado Gamarra.
Hoy, con 25 años, y con su propia planta industrial, Ulises produce de 20 mil a 50 mil prendas mensuales, 30% de las cuales se exportan a Venezuela, Colombia, Chile, Ecuador, Argentina, Bolivia y Panamá.
Otro nítido ejemplo de cómo se ha ido gestando un cambio de actitud entre peruanos que nacieron en medio de la pobreza, es el caso de Ema de la Rosa, una madre soltera que migró desde Huánuco a Lima con sus dos hijas en busca de oportunidades, y sí que las encontró.
Metódica y luchadora, invirtió sus ahorros en el alquiler de un terreno en Chorrillos. Allí construyó con sus manos una casa de esteras. Y fue allí donde un cartel que ofrecía empleo en una planta de distribución de legumbres le cambió la vida.
“En este trabajo comencé separando menestras. Pero mi curiosidad me llevó a aprender todas las áreas y empecé a ascender a ayudante de almacén, a jefa de producción, a jefa de planta y luego me mandaron a conocer directamente a los agricultores.
Conocí los tejes y manejes para formar mi propio negocio”, cuenta la dueña de Agro Misti Trading, empresa de acopio y procesamiento de legumbres peruanas, ecuatorianas y bolivianas. Cada semana, Ema vende de 80 a 200 toneladas de sus productos a intermediarios que se encargan de comercializarlos al interior del país, o exportarlos a América del Norte, Asia, África y Europa.
¿Qué nos falta?
Y si todo parece marchar tan bien, ¿qué nos falta? Según Arellano, necesitamos desterrar la idea de que aún vivimos en una sociedad de pirámide.
“Los políticos, por ejemplo, cometen un grave error al seguir mirando el Perú de hace 30 años. Creen que sigue funcionando la fórmula de dar incentivos a las clases altas y ayuda a las clases bajas, cuando no saben que los progresistas o las modernas, que son la mayor parte de la población, pedirán, por ejemplo, herramientas para exportar y no bonos de dinero”.
La desconexión entre la élite política y los emergentes lleva a que estos no se sientan representados y opten por el peligroso voto inestable. “No hay identificación. El gobierno les habla en un lenguaje que no entienden, porque piensan: ese Estado que durante años me impidió crecer y me desalojó con sus policías municipales, ahora me busca porque soy grande, entonces yo le digo no”.
La miopía, sin embargo, también alcanza al sector empresarial. “Creen que hay que hacer un producto para el A, otro para el B, otro para el C y el D, en lugar de tener productos que lleguen a todos y puedan alcanzar la economía de escala. Si los políticos, los empresarios y la sociedad en su conjunto dejaran de pensar que somos distintos y se dieran cuenta de que cada vez somos más uniformes, entonces seríamos mejores”.
Las tesis de Arellano están cargadas de optimismo. Es probable que más de un académico busque cuestionarlas exhibiendo información cuantitativa sobre variables que el experto en marketing no habría tomado en cuenta. A su favor tiene, en cambio, una enorme legión de historias de éxito, como las de Robert, Ulises y Ema, que hacen creer que sí se puede surgir a partir del emprendimiento popular.
Cifras y datos
• En el 2006, la ponencia “Perfil, datos demográficos y estratos socioeconómicos”, presentada en el Congreso Esomar Latinoamérica, ya mostraba al segmento socioeconómico C como el estrato medio de la sociedad peruana, con un 29% de la población.
• El estudio nacional de Arellano Marketing en 2009, realizado en 15 ciudades, arroja que la participación del nivel C en la riqueza del país es del 31%, mientras que el B llega al 27% y el A al 14%.
• El 64% del nivel socioeconómico A y el 70% del C se consideran a sí mismos parte de la clase media, según estudios de la Asociación Peruana de Empresas de Investigación de Mercados.
Marco Antonio Santivañez
miércoles, 9 de junio de 2010
MÁS SOBRE LA TERRUCA LORI BERENSON
He recibido la siguiente carta dirigida a la terruca. Desconozco al autor pero adhiero todos y cada uno de los términos e ideas que contiene.
Hago votos para que lo que se menciona de presionar y escribir a las autoridades, tanto peruanas como a las norteamericanas, sea cierto y se haga realidad, pues como hemos denunciado aquí, ya nadie se acuerda que convivimos con una delincuente terrorista en el barrio. Menos el inepto y pasivo alcalde Masías, quien pretende su reelección.
Lean con atención pues vale la pena.
A la ciudadana extranjera, la terrorista lori berenson:
Lea bien esta carta, terrorista berenson. Repásela. Resalte las ideas más importantes y las no tan importantes también; y, si hay algo que no entiende o pretende no entender, hágamelo saber y, de inmediato, le hago llegar una traducción en perfecto inglés para que no quede nada en el aire.
Usted, terrorista berenson, no es y no fue una delincuente común ni, mucho menos, una despistada jovencita; por el contrario, usted fue instruida en el seno de un hogar perteneciente a una educada y bien establecida familia de clase media americana, siendo sus padres unos académicos que le proporcionaron el acceso a la universidad y le aseguraron la conclusión de sus altos estudios mediante un “trust fund”. Ese fondo le permitió ir primero a El Salvador, donde se involucró con los guerrilleros cuyos innegables vínculos con el terrorismo internacional no podían ser ajenos a usted y, después, al Perú donde se involucró con el más sanguinario de los grupos mercenario-terroristas del mundo; vivió en una casa común de delincuentes terroristas en la que, no solo convivía con terroristas, sino que, además, estaba plagada de armas de guerra. Curiosamente esa casa estaba ubicada en un barrio residencial de Lima, por lo que usted disfrutó de todo lo que su retorcida ideología condenaba.
Usted, terrorista berenson, se amancebó con uno de los altos mandos del grupúsculo ese y, además, estableció estrechos vínculos de amistad, pero sobretodo complicidad, con la mujer del numero dos del MRTA, el tal cerpa cartolini, participando conjuntamente en el planeamiento y la logística para, entre otros actos terroristas, tomar nada menos que el Congreso de la República.
Usted, terrorista berenson, fue capturada con las manos en la masa y sentenciada de por vida, como corresponde a una siniestra terrorista que traiciona a su patria o, en su caso, al terruño que la alberga. Pero, gracias a las influencias de sus padres, muchos confundidos y engañados estudiantes americanos y demás gente del mundo académico, que en los Estados Unidos de América tienen un peso especifico político-social tremendo, presionaron y confundieron también a las autoridades de ese país, entre ellos a miembros del Congreso y hasta el mismísimo Presidente, haciéndoles creer, para decirlo en un dicho que usted conoce bien, que caminando como pato y comiendo como pato, era perro, para que ejercieran presión sobre las autoridades peruanas y organismos supra-nacionales. Sin embargo, terrorista berenson, la confusión no fue total porque, felizmente, el perro no defeca como el pato ni el pato ladra como perro–de lo contrario, no se encontraría usted en el Perú ni, mucho menos, habría pasado insignificantes quince años encarcelada-, pues ni la rojísima Corte Interamericana de Derechos Humanos la intentó exculpar. Y si está usted gozando de una semi-libertad (entienda bien, terrorista berenson, de acuerdo con el ordenamiento jurídico peruano, usted no está libre ni tampoco puede vivir cerca a sus víctimas, aunque lo sean solo por un rasguño o un vidrio roto), es por la obnubilación producto de borracheras azules de un entonces presidente peruano.
Usted, terrorista berenson, está pagando todavía una condena que los peruanos pacíficos y decentes rechazamos por diminuta comparada
con su participación activa en la desestabilización de un país tradicionalmente pacifico. Empero, no deje que sus propios ladridos de pato la confundan, terrorista berenson, porque, si bien el Perú es un país pacífico en el que los peruanos estamos acostumbrados a dar la otra mejilla y, en líneas generales, somos desmemoriados, usted no es una simple delincuente y, ni siquiera, es peruana. El que haya intentado ladrar como perro mientras continuaba caminando, comiendo y defecando como pato, no logró confundir a la mayoría de los peruanos. Además, qué terrorista se ha autoproclamado alguna vez terrorista; todos claman ser revolucionarios, es decir ladran como patos, pero la diferencia entre un revolucionario y un terruco es que los primeros no matan inocentes de manera premeditada y alevosa ni, tampoco, colaboran con quienes sí lo hacen, como usted y sus secuaces lo han hecho) y sepa que su elección de residir en Miraflores es una afrenta contra los vecinos de un distrito que, contrario a las leyendas urbanas, se compone por gente pujante, decente, de buenas costumbres, pacífica, temerosa de Dios y educada (distinga acá, si puede, entre educación e instrucción para que se dé cuenta que lo que ha recibido usted de sus padres es mera instrucción, nunca educación). Los vecinos miraflorinos son, una parte, hijos, nietos y bisnietos de miraflorinos; y, la otra parte, nuevos y bienvenidos ciudadanos que han llegado en busca de las cualidades de esta maravillosa y tradicional ciudad. Miraflores, como su nombre lo indica, huele a flores, pero también a mar, y suena a libertad; es hospitalaria con los turistas de todas partes del mundo; es acogedora y bella; es señorial, tiene raíces y sentimiento; es cuna de cultura y nobleza, hogar de trabajo y amor; es terreno de paz y solaz; es una comunidad organizada y entrañable de saludo y respeto, de lazos imperecederos; es tradicional y moderna, también elegante y artística; Miraflores, terrorista berenson, es en síntesis, todo contra lo que usted ha protestado e intentado destruir. Que usted, además de ladrar, haya aprendido a caminar como perro, no le quita que sigua sonando y oliendo a pato; sigue siendo pato. El pañuelo alrededor de sus hombros tampoco nos confunde.
¡No! Los miraflorinos no nos vamos a olvidar y, haciendo una excepción a nuestras costumbres y hospitalidad, no la vamos a aceptar. Fuera de acá! No estamos dispuestos a aceptar que se enrarezca el aire que respiramos con la presencia de una indeseable terruca; y, le aconsejo que se cambie de nombre porque, como le repito, no la vamos a olvidar. En ese sentido, nosotros le vamos a contar la historia a nuestros hijos, a quienes vamos a inculcar que, a su vez, se la cuenten a nuestros nietos, así que, por el bien de su inocente hijo, cámbiese de nombre, que contra él no tenemos nada -siempre y cuando no siga su despreciable ejemplo-. Los miraflorinos vamos a enviar cartas a nuestro Alcalde, congresistas y Presidente para exigirles que la expulsen del país y, también, al presidente Obama, a su secretaria de estado, Hilary Clinton, y a la Corte Suprema de los Estados Unidos para rogarles que la acojan de la manera como ellos soberanamente crean conveniente. Es más, haciendo votos para que, cuando usted llegue al país que la vio nacer, declaren nulo los juicios que se le siguieron en el Perú. Solo que con el propósito de que la vuelvan a juzgar en las cortes americanas que, llegado el momento, le computaran los años que usted ha pasado en prisiones peruanas para reducir la sentencia que le impondrán allá y pase usted el resto de su vida pagando las sentencias consecutivas que, a diferencia del Perú, en los Estados Unidos de América se suelen imponer a indeseables como usted, que ni siquiera ha manifestado una gota de arrepentimiento ni ha pedido perdón. He ahí la diferencia más saltante entre el pato y el perro!
Qué diferente hubiera sido si usted, aun cuando simulado, hubiera declarado que estaba arrepentida; o que pedía disculpas; o que fue una muchachita inocente que no se estaba dando cuenta de los alcances de sus actos terroristas; y, luego, agregado que deplora al terrorismo. Pero no, usted no ha cambiado ni un ápice, terrorista berenson!
Hago votos para que lo que se menciona de presionar y escribir a las autoridades, tanto peruanas como a las norteamericanas, sea cierto y se haga realidad, pues como hemos denunciado aquí, ya nadie se acuerda que convivimos con una delincuente terrorista en el barrio. Menos el inepto y pasivo alcalde Masías, quien pretende su reelección.
Lean con atención pues vale la pena.
A la ciudadana extranjera, la terrorista lori berenson:
Lea bien esta carta, terrorista berenson. Repásela. Resalte las ideas más importantes y las no tan importantes también; y, si hay algo que no entiende o pretende no entender, hágamelo saber y, de inmediato, le hago llegar una traducción en perfecto inglés para que no quede nada en el aire.
Usted, terrorista berenson, no es y no fue una delincuente común ni, mucho menos, una despistada jovencita; por el contrario, usted fue instruida en el seno de un hogar perteneciente a una educada y bien establecida familia de clase media americana, siendo sus padres unos académicos que le proporcionaron el acceso a la universidad y le aseguraron la conclusión de sus altos estudios mediante un “trust fund”. Ese fondo le permitió ir primero a El Salvador, donde se involucró con los guerrilleros cuyos innegables vínculos con el terrorismo internacional no podían ser ajenos a usted y, después, al Perú donde se involucró con el más sanguinario de los grupos mercenario-terroristas del mundo; vivió en una casa común de delincuentes terroristas en la que, no solo convivía con terroristas, sino que, además, estaba plagada de armas de guerra. Curiosamente esa casa estaba ubicada en un barrio residencial de Lima, por lo que usted disfrutó de todo lo que su retorcida ideología condenaba.
Usted, terrorista berenson, se amancebó con uno de los altos mandos del grupúsculo ese y, además, estableció estrechos vínculos de amistad, pero sobretodo complicidad, con la mujer del numero dos del MRTA, el tal cerpa cartolini, participando conjuntamente en el planeamiento y la logística para, entre otros actos terroristas, tomar nada menos que el Congreso de la República.
Usted, terrorista berenson, fue capturada con las manos en la masa y sentenciada de por vida, como corresponde a una siniestra terrorista que traiciona a su patria o, en su caso, al terruño que la alberga. Pero, gracias a las influencias de sus padres, muchos confundidos y engañados estudiantes americanos y demás gente del mundo académico, que en los Estados Unidos de América tienen un peso especifico político-social tremendo, presionaron y confundieron también a las autoridades de ese país, entre ellos a miembros del Congreso y hasta el mismísimo Presidente, haciéndoles creer, para decirlo en un dicho que usted conoce bien, que caminando como pato y comiendo como pato, era perro, para que ejercieran presión sobre las autoridades peruanas y organismos supra-nacionales. Sin embargo, terrorista berenson, la confusión no fue total porque, felizmente, el perro no defeca como el pato ni el pato ladra como perro–de lo contrario, no se encontraría usted en el Perú ni, mucho menos, habría pasado insignificantes quince años encarcelada-, pues ni la rojísima Corte Interamericana de Derechos Humanos la intentó exculpar. Y si está usted gozando de una semi-libertad (entienda bien, terrorista berenson, de acuerdo con el ordenamiento jurídico peruano, usted no está libre ni tampoco puede vivir cerca a sus víctimas, aunque lo sean solo por un rasguño o un vidrio roto), es por la obnubilación producto de borracheras azules de un entonces presidente peruano.
Usted, terrorista berenson, está pagando todavía una condena que los peruanos pacíficos y decentes rechazamos por diminuta comparada
con su participación activa en la desestabilización de un país tradicionalmente pacifico. Empero, no deje que sus propios ladridos de pato la confundan, terrorista berenson, porque, si bien el Perú es un país pacífico en el que los peruanos estamos acostumbrados a dar la otra mejilla y, en líneas generales, somos desmemoriados, usted no es una simple delincuente y, ni siquiera, es peruana. El que haya intentado ladrar como perro mientras continuaba caminando, comiendo y defecando como pato, no logró confundir a la mayoría de los peruanos. Además, qué terrorista se ha autoproclamado alguna vez terrorista; todos claman ser revolucionarios, es decir ladran como patos, pero la diferencia entre un revolucionario y un terruco es que los primeros no matan inocentes de manera premeditada y alevosa ni, tampoco, colaboran con quienes sí lo hacen, como usted y sus secuaces lo han hecho) y sepa que su elección de residir en Miraflores es una afrenta contra los vecinos de un distrito que, contrario a las leyendas urbanas, se compone por gente pujante, decente, de buenas costumbres, pacífica, temerosa de Dios y educada (distinga acá, si puede, entre educación e instrucción para que se dé cuenta que lo que ha recibido usted de sus padres es mera instrucción, nunca educación). Los vecinos miraflorinos son, una parte, hijos, nietos y bisnietos de miraflorinos; y, la otra parte, nuevos y bienvenidos ciudadanos que han llegado en busca de las cualidades de esta maravillosa y tradicional ciudad. Miraflores, como su nombre lo indica, huele a flores, pero también a mar, y suena a libertad; es hospitalaria con los turistas de todas partes del mundo; es acogedora y bella; es señorial, tiene raíces y sentimiento; es cuna de cultura y nobleza, hogar de trabajo y amor; es terreno de paz y solaz; es una comunidad organizada y entrañable de saludo y respeto, de lazos imperecederos; es tradicional y moderna, también elegante y artística; Miraflores, terrorista berenson, es en síntesis, todo contra lo que usted ha protestado e intentado destruir. Que usted, además de ladrar, haya aprendido a caminar como perro, no le quita que sigua sonando y oliendo a pato; sigue siendo pato. El pañuelo alrededor de sus hombros tampoco nos confunde.
¡No! Los miraflorinos no nos vamos a olvidar y, haciendo una excepción a nuestras costumbres y hospitalidad, no la vamos a aceptar. Fuera de acá! No estamos dispuestos a aceptar que se enrarezca el aire que respiramos con la presencia de una indeseable terruca; y, le aconsejo que se cambie de nombre porque, como le repito, no la vamos a olvidar. En ese sentido, nosotros le vamos a contar la historia a nuestros hijos, a quienes vamos a inculcar que, a su vez, se la cuenten a nuestros nietos, así que, por el bien de su inocente hijo, cámbiese de nombre, que contra él no tenemos nada -siempre y cuando no siga su despreciable ejemplo-. Los miraflorinos vamos a enviar cartas a nuestro Alcalde, congresistas y Presidente para exigirles que la expulsen del país y, también, al presidente Obama, a su secretaria de estado, Hilary Clinton, y a la Corte Suprema de los Estados Unidos para rogarles que la acojan de la manera como ellos soberanamente crean conveniente. Es más, haciendo votos para que, cuando usted llegue al país que la vio nacer, declaren nulo los juicios que se le siguieron en el Perú. Solo que con el propósito de que la vuelvan a juzgar en las cortes americanas que, llegado el momento, le computaran los años que usted ha pasado en prisiones peruanas para reducir la sentencia que le impondrán allá y pase usted el resto de su vida pagando las sentencias consecutivas que, a diferencia del Perú, en los Estados Unidos de América se suelen imponer a indeseables como usted, que ni siquiera ha manifestado una gota de arrepentimiento ni ha pedido perdón. He ahí la diferencia más saltante entre el pato y el perro!
Qué diferente hubiera sido si usted, aun cuando simulado, hubiera declarado que estaba arrepentida; o que pedía disculpas; o que fue una muchachita inocente que no se estaba dando cuenta de los alcances de sus actos terroristas; y, luego, agregado que deplora al terrorismo. Pero no, usted no ha cambiado ni un ápice, terrorista berenson!
martes, 8 de junio de 2010
¡Lo dije!
Como lo adelanté, desde el fin de semana hasta los serenos de Miraflores se retiraron de la vigilancia de la casa de la terrorista del MRTA Lori Berenson. El alcalde Masías considera que no es importante continuar observando a la terruca, no le interesa quiénes la visitan ni qué planes estará tramando con sus compinches. Los vecinos comentan que últimamente se ve a personajes extraños rondando por la avenida Grau. ¿Serán terrucos? pienso que sí, pues no creo que se trate de policías ni personal de inteligencia de las fuerzas armadas.
Me gustaría conocer la posición del alcalde al respecto. También quiero saber qué va a decir para solicitar su reelección. Es un inepto que no la merece.
Me gustaría conocer la posición del alcalde al respecto. También quiero saber qué va a decir para solicitar su reelección. Es un inepto que no la merece.
domingo, 6 de junio de 2010
LA NECROFILIA IDEOLÓGICA
TRANCRIBO UN INTERESANTE ARTÍCULO QUE ESTOY SEGURO INTERESARÁ A MUCHOS PERUANOS
POR MOISÉS NAÍM 06/06/2010
La necrofilia es la atracción sexual por cadáveres. La necrofilia ideológica es el amor ciego por ideas muertas. Resulta que esta patología es más común en su vertiente política que en la sexual. Encienda su televisión esta noche y le apuesto que verá a algún político apasionadamente enamorado de ideas que ya han sido probadas y han fracasado. O defendiendo creencias cuya falsedad ha quedado demostrada con evidencias incontrovertibles.
Hay líderes que veneran ideas que ya se probaron, con trágicas secuelas de atraso y corrupción
Como todas, esta patología tiene casos más leves, y hasta cómicos, y otros más extremos y peligrosos. Tomemos a los seguidores de Mao, por ejemplo. "El comunismo es el sistema más completo, progresivo, revolucionario y racional en la historia de la humanidad... Solo el sistema ideológico y social comunista está lleno de juventud y vitalidad", escribía Mao Zedong en su célebre Libro Rojo. Durante más de medio siglo, la Revolución Cultural entusiasmó a millones de seguidores en todo el mundo. Ya conocemos los resultados. El Partido Comunista Chino emitió en 1981 su diagnóstico final sobre la gestión de Mao: "Cometió errores de enorme magnitud y larga duración (...) y lejos de hacer un análisis acertado de muchos problemas, confundió lo correcto con lo incorrecto y al pueblo con el enemigo. En esto se centra su tragedia". Unos 55 millones de chinos pagaron con su vida los "errores" de Mao. En vista de todo esto, cabría suponer que el maoísmo es una ideología muerta. Pues no.
Mientras China repudia a Mao y alcanza éxitos que él jamás imaginó, en otros países siguen surgiendo políticos que se enamoran con fervor suicida del maoísmo.
En Nepal, por ejemplo, hace tan solo dos años el Partido Maoísta consiguió los votos para tener gran peso en el Parlamento y llegó a controlar temporalmente el poder. En India, a finales de 2004, se anunció la creación del Partido Comunista (maoísta) como resultado de la fusión de tres agrupaciones políticas con un objetivo común: derrocar al Gobierno. Con presencia en 20 de los 28 Estados indios y el control de zonas ricas en minerales, donde la extorsión a las empresas les brinda 300 millones de dólares al año, los maoístas se han convertido en una importante fuerza política y militar. Manmohan Singh, el primer ministro, los considera "la principal amenaza para la seguridad interna". En Perú, Sendero Luminoso, otro movimiento maoísta que le costó a ese país decenas de miles de muertos y que se creía extinguido, ha vuelto a reaparecer de la mano de los traficantes de cocaína.
Pero no es solo el maoísmo. Hay líderes que veneran ideas económicas que ya se probaron en sus propios países, con trágicas secuelas de atraso, miseria y corrupción. En Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, por ejemplo, es sabido que los funcionarios bien formados y capaces de desempeñar su trabajo con eficiencia y honestidad son muy escasos. Sin embargo, los presidentes de esos países están enamorados de un modelo que supone la existencia de una superabundancia de empleados públicos probos y competentes. Y cada vez que nacionalizan empresas, las ponen en manos de burócratas que no tienen ni la más remota idea de cómo gestionarlas y que las acaban haciendo naufragar, alimentando el círculo de destrucción de riqueza y pobreza crónica. Su amor por las ideas muertas es más poderoso que las pruebas que les llegan a diario de cómo ese amor le está haciendo daño a su país.
La necrofilia ideológica no solo afecta a las izquierdas. También es fácil encontrarla entre los fundamentalistas del libre mercado. Ni siquiera el cataclismo económico que estamos viviendo les hace cuestionar su convicción de que los mercados son eficientes, tienden naturalmente al equilibrio y que, por ello, la intervención de los Gobiernos para estabilizar las economías es innecesaria o contraproducente. O que los bancos pueden autorregularse y no requieren de mayor control estatal o que, por sí solo, el mercado generará los incentivos necesarios para proteger el medio ambiente.
La economía no es el único terreno fértil para la necrofilia ideológica. Basta recordar a los políticos que niegan la validez de la teoría de la evolución biológica y luchan por limitar la enseñanza del darwinismo en las escuelas, o a los defensores de la mutilación genital femenina o del uso del burka para apreciar cuán esparcida e intensa es la pasión por ciertas malas ideas.
El amor es ciego y el amor por ideologías que además ayudan a mantenerse en el poder no es solo ciego, sino también muy conveniente. En el fondo, los necrófilos políticos aman más el poder que las ideas con las que manipulan a sus ingenuos seguidores.
POR MOISÉS NAÍM 06/06/2010
La necrofilia es la atracción sexual por cadáveres. La necrofilia ideológica es el amor ciego por ideas muertas. Resulta que esta patología es más común en su vertiente política que en la sexual. Encienda su televisión esta noche y le apuesto que verá a algún político apasionadamente enamorado de ideas que ya han sido probadas y han fracasado. O defendiendo creencias cuya falsedad ha quedado demostrada con evidencias incontrovertibles.
Hay líderes que veneran ideas que ya se probaron, con trágicas secuelas de atraso y corrupción
Como todas, esta patología tiene casos más leves, y hasta cómicos, y otros más extremos y peligrosos. Tomemos a los seguidores de Mao, por ejemplo. "El comunismo es el sistema más completo, progresivo, revolucionario y racional en la historia de la humanidad... Solo el sistema ideológico y social comunista está lleno de juventud y vitalidad", escribía Mao Zedong en su célebre Libro Rojo. Durante más de medio siglo, la Revolución Cultural entusiasmó a millones de seguidores en todo el mundo. Ya conocemos los resultados. El Partido Comunista Chino emitió en 1981 su diagnóstico final sobre la gestión de Mao: "Cometió errores de enorme magnitud y larga duración (...) y lejos de hacer un análisis acertado de muchos problemas, confundió lo correcto con lo incorrecto y al pueblo con el enemigo. En esto se centra su tragedia". Unos 55 millones de chinos pagaron con su vida los "errores" de Mao. En vista de todo esto, cabría suponer que el maoísmo es una ideología muerta. Pues no.
Mientras China repudia a Mao y alcanza éxitos que él jamás imaginó, en otros países siguen surgiendo políticos que se enamoran con fervor suicida del maoísmo.
En Nepal, por ejemplo, hace tan solo dos años el Partido Maoísta consiguió los votos para tener gran peso en el Parlamento y llegó a controlar temporalmente el poder. En India, a finales de 2004, se anunció la creación del Partido Comunista (maoísta) como resultado de la fusión de tres agrupaciones políticas con un objetivo común: derrocar al Gobierno. Con presencia en 20 de los 28 Estados indios y el control de zonas ricas en minerales, donde la extorsión a las empresas les brinda 300 millones de dólares al año, los maoístas se han convertido en una importante fuerza política y militar. Manmohan Singh, el primer ministro, los considera "la principal amenaza para la seguridad interna". En Perú, Sendero Luminoso, otro movimiento maoísta que le costó a ese país decenas de miles de muertos y que se creía extinguido, ha vuelto a reaparecer de la mano de los traficantes de cocaína.
Pero no es solo el maoísmo. Hay líderes que veneran ideas económicas que ya se probaron en sus propios países, con trágicas secuelas de atraso, miseria y corrupción. En Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, por ejemplo, es sabido que los funcionarios bien formados y capaces de desempeñar su trabajo con eficiencia y honestidad son muy escasos. Sin embargo, los presidentes de esos países están enamorados de un modelo que supone la existencia de una superabundancia de empleados públicos probos y competentes. Y cada vez que nacionalizan empresas, las ponen en manos de burócratas que no tienen ni la más remota idea de cómo gestionarlas y que las acaban haciendo naufragar, alimentando el círculo de destrucción de riqueza y pobreza crónica. Su amor por las ideas muertas es más poderoso que las pruebas que les llegan a diario de cómo ese amor le está haciendo daño a su país.
La necrofilia ideológica no solo afecta a las izquierdas. También es fácil encontrarla entre los fundamentalistas del libre mercado. Ni siquiera el cataclismo económico que estamos viviendo les hace cuestionar su convicción de que los mercados son eficientes, tienden naturalmente al equilibrio y que, por ello, la intervención de los Gobiernos para estabilizar las economías es innecesaria o contraproducente. O que los bancos pueden autorregularse y no requieren de mayor control estatal o que, por sí solo, el mercado generará los incentivos necesarios para proteger el medio ambiente.
La economía no es el único terreno fértil para la necrofilia ideológica. Basta recordar a los políticos que niegan la validez de la teoría de la evolución biológica y luchan por limitar la enseñanza del darwinismo en las escuelas, o a los defensores de la mutilación genital femenina o del uso del burka para apreciar cuán esparcida e intensa es la pasión por ciertas malas ideas.
El amor es ciego y el amor por ideologías que además ayudan a mantenerse en el poder no es solo ciego, sino también muy conveniente. En el fondo, los necrófilos políticos aman más el poder que las ideas con las que manipulan a sus ingenuos seguidores.
viernes, 4 de junio de 2010
LA ABULIA PERUANA
Fue flor de un día. El numeroso grupo de ciudadanos indignados que se congregaba frente al domicilio miraflorino de la terrorista LORI BERENSON, protestando por su extraña liberación duró menos de una semana. Los únicos que todavía hacen vigilia en la quinta cuadra de la avenida Grau, son los miembros del serenazgo y hasta ellos parecen aburridos y a punto de dejar el encargo. Es una actitud típica del peruano, desgraciadamente, dejar las cosas a medias y no saber hacerse escuchar por las autoridades. Es por eso que seguimos a merced del capricho diario de todo tipo de funcionarios de tercer nivel, autoridades municipales, regionales, judiciales, parlamentarias y el más general de los etcéteras. Todos hacen lo que se les viene en gana sabiendo que sus acciones quedarán impunes. Que al principio habrá protestas, denuncias, amenazas de investigación, generalmente hasta las últimas consecuencias y caiga quien caiga, y luego de un tiempo éstas y la presión mediática se irán desvaneciendo paulatinamente para caer definitivamente en el olvido(solamente las intenciones caen en el Perú, las personas jamás) y la impunidad más absolutas.
Así como concedieron libertad a la Berenson, pronto saldrán a las calles otros terroristas y no pasará nada con los involucrados en las liberaciones, no nos extrañemos pues que en un tiempo relativamente corto, tengamos como autoridades a muchos de éstos criminales liberados quienes no han cambiado en nada su forma de pensar y su desprecio por la vida humana y la democracia. Simplemente aprovecharán la ceguera y la indolencia de las autoridades y la ciudadanía para hacerse del poder, siguiendo las reglas democráticas sin creer en ellas.
¡Estemos alertas, abramos los ojos antes de que sea demasiado tarde!
NO A LA BARBARIE, NO AL TERRORISMO, NO A LOS DISCIPULOS DE CHÁVEZ.
Así como concedieron libertad a la Berenson, pronto saldrán a las calles otros terroristas y no pasará nada con los involucrados en las liberaciones, no nos extrañemos pues que en un tiempo relativamente corto, tengamos como autoridades a muchos de éstos criminales liberados quienes no han cambiado en nada su forma de pensar y su desprecio por la vida humana y la democracia. Simplemente aprovecharán la ceguera y la indolencia de las autoridades y la ciudadanía para hacerse del poder, siguiendo las reglas democráticas sin creer en ellas.
¡Estemos alertas, abramos los ojos antes de que sea demasiado tarde!
NO A LA BARBARIE, NO AL TERRORISMO, NO A LOS DISCIPULOS DE CHÁVEZ.
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