Fue flor de un día. El numeroso grupo de ciudadanos indignados que se congregaba frente al domicilio miraflorino de la terrorista LORI BERENSON, protestando por su extraña liberación duró menos de una semana. Los únicos que todavía hacen vigilia en la quinta cuadra de la avenida Grau, son los miembros del serenazgo y hasta ellos parecen aburridos y a punto de dejar el encargo. Es una actitud típica del peruano, desgraciadamente, dejar las cosas a medias y no saber hacerse escuchar por las autoridades. Es por eso que seguimos a merced del capricho diario de todo tipo de funcionarios de tercer nivel, autoridades municipales, regionales, judiciales, parlamentarias y el más general de los etcéteras. Todos hacen lo que se les viene en gana sabiendo que sus acciones quedarán impunes. Que al principio habrá protestas, denuncias, amenazas de investigación, generalmente hasta las últimas consecuencias y caiga quien caiga, y luego de un tiempo éstas y la presión mediática se irán desvaneciendo paulatinamente para caer definitivamente en el olvido(solamente las intenciones caen en el Perú, las personas jamás) y la impunidad más absolutas.
Así como concedieron libertad a la Berenson, pronto saldrán a las calles otros terroristas y no pasará nada con los involucrados en las liberaciones, no nos extrañemos pues que en un tiempo relativamente corto, tengamos como autoridades a muchos de éstos criminales liberados quienes no han cambiado en nada su forma de pensar y su desprecio por la vida humana y la democracia. Simplemente aprovecharán la ceguera y la indolencia de las autoridades y la ciudadanía para hacerse del poder, siguiendo las reglas democráticas sin creer en ellas.
¡Estemos alertas, abramos los ojos antes de que sea demasiado tarde!
NO A LA BARBARIE, NO AL TERRORISMO, NO A LOS DISCIPULOS DE CHÁVEZ.
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