jueves, 22 de julio de 2010

EL MUNDIAL

Hola amigos, después del shock que sufrí por la temprana eliminación de Italia -fue casi el fin del mundial para mí- vuelvo renovado para continuar en la brega.
Un mes de emociones y sorpresas, de alegrías de ver partidos tan buenos y de decepciones, por los pésimos, aburridos e intrascendentes. Nunca como en éste, habían pesado tanto los arbitrajes malos, pésimos, paupérrimos. Todos vimos partidos ganados por errores arbitrales, con goles en off side o anotados con las manos. Vimos expulsiones y tarjetas amarillas por nimiedades y también ignorar arteras entradas a la mala para romper piernas, ante la pasividad de los árbitros que se hacían los huevones. ¿Será que había consignas de que ciertos equipos fueran favorecidos para garantizar el espectáculo? al principio lo creí, pero luego de ver eliminados en primera ronda a campeones del mundo y a la mayoría de los africanos, que francamente decepcionaron, cambié de idea y me convencí que los errores arbitrales eran causados exclusivamente por la falta de nivel de los convocados.
Me parece que ya es hora de que la FIFA dé su brazo a torcer y que incorpore el auxilio de la tecnología para asegurar la legalidad de las jugadas.
No voy a aburrirlos comentando partidos, que éso ya lo hicieron los expertos, sino que simplemente deseaba hacerlos partícipes de la impresión sobre el mundial de un simple ciudadano de a pié.
No quiero terminar este comentario sin compartir la felicidad que sentí al ver el épico e histórico partido Argentina-Alemania. Gocé al ver a un inflado e ignorante Diego, convertido por arte de magia en estratega, o al menos éso es lo que le hicieron creer, desinflándose un poco más cada vez que los teutones convertían un gol en la valla platense. Al principio del encuentro el Diego parecía un pavo real, de los de doble pechuga, inflado al máximo, tanto que el traje que le había impuesto su hija, parecía a punto de reventar. Su quijada y sus ojos alucinados me recordaron mucho a las fotos del Duce. Búsquenlas en Internet y me darán la razón.
Cuando comanzó la avalancha alemana, vi su figura encogerse cn cada anotación, hasta desaparecer. Me parece que al término del partido ni siquiera se acercó al técnico alemán a darle la mano, como correspondía. Luego en la conferencia de prensa, ante las preguntas de los periodistas reapareció su personalidad neurótica y arrogante. El mismo Maradona que tan pronto alcanzó la casi milagrosa clasificasión, por un pelo, exigió a los cuatro vientos que se la mamen y que afirmó que todos sus críticos la tenían adentro. Soy un admirador del Maradona jugador, fenómeno sin par, pero no puedo aceptar al Diego ser humano, porque es un pedante, buscapleitos y lúmpen, que eso no se lo podrá sacudir jamás. Es una pena por Argentina, gran país de estupendas gentes, que pierde presancia con los impresentables que lamentablemente tiene a montones, como la pareja presidenciañ y el Diego.
Y con ésto termno.

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