YO NO SOY “CHARLIE HEBDO”
Juan Manuel de Prada, escritor
ABC, MADRID 10 enero, 2015 at 6:00 am
Durante los últimos días, hemos escuchado calificar
a los periodistas vilmente asesinados del pasquín Charlie Hebdo de “mártires
de la libertad de expresión”. También hemos asistido a un movimiento de
solidaridad póstuma con los asesinados, mediante proclamas inasumibles del
estilo: “Yo soy Charlie Hebdo”. Y, llegados a la culminación del
dislate, hemos escuchado defender un sedicente “derecho a la blasfemia”,
incluso en medios católicos. Sirva este artículo para dar voz a quienes no se
identifican con este cúmulo de paparruchas hijas de la debilidad mental.
Allá por septiembre de 2006, Benedicto XVI pronunció un grandioso discurso en
Ratisbona que provocó la cólera de los mahometanos fanáticos y la censura
alevosa y cobarde de la mayoría de mandatarios y medios de comunicación
occidentales.
Aquel
espectáculo de vileza infinita era fácilmente explicable: pues en su discurso,
Benedicto XVI, además de condenar las formas de fe patológica que tratan de
imponerse con la violencia, condenaba también el laicismo, esa expresión
demente de la razón que pretende confinar la fe en lo subjetivo, convirtiendo
el ámbito público en un zoco donde la fe puede ser ultrajada y escarnecida
hasta el paroxismo, como expresión de la sacrosanta libertad de expresión.
Esa razón
demente es la que ha empujado a la civilización occidental a la decadencia y
promovido los antivalores más pestilentes, desde el multiculturalismo a la
pansexualidad, pasando por supuesto por la aberración sacrílega; esa
razón demente es la que vindica el pasquín Charlie Hebdo, que además de
publicar sátiras provocadoras y gratuitamente ofensivas contra los musulmanes
ha publicado en reiteradas ocasiones caricaturas aberrantes que blasfeman
contra Dios, empezando por una portada que mostraba a las tres personas de la
Santísima Trinidad sodomizándose entre sí.
Escribía
Will Durant que una civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se
ha destruido a sí misma desde dentro; y la basura sacrílega o gratuitamente
ofensiva que publicaba el pasquín Charlie Hebdo, como los antivalores
pestilentes que defiende, son la mejor expresión de esa deriva autodestructiva.
Debemos
condenar este vil asesinato; debemos rezar por la salvación del alma de esos
periodistas que en vida contribuyeron a envilecer el alma de sus compatriotas;
debemos exigir que las alimañas que los asesinaron sean castigadas como
merecen; debemos exigir que la patología religiosa que inspira a esas alimañas
sea erradicada de Europa. Pero, a la vez, debemos recordar que las religiones
fundan las civilizaciones, que a su vez mueren cuando apostatan de la religión
que las fundó; y también que el laicismo es un delirio de la razón que sólo
logrará que el islamismo erija su culto impío sobre los escombros de la
civilización cristiana.
Ocurrió en
el norte de África en el siglo VII; y ocurrirá en Europa en el siglo XXI, a
poco que sigamos defendiendo las aberraciones de las que alardea el pasquín Charlie
Hebdo. Ninguna persona que conserve una brizna de sentido común, así como
un mínimo temor de Dios, puede mostrarse solidaria con tales aberraciones, que
nos han conducido al abismo.
Y no olvidemos que el gobierno francés –como tantos otros gobiernos
occidentales–, que amparaba la publicación de tales aberraciones, es el mismo
que ha financiado en diversos países (y en especial en Libia) a los islamistas
que han masacrado a miles de cristianos, mucho menos llorados que los
periodistas del pasquín Charlie Hebdo. Puede parecer ilógico, pero es
irreprochablemente lógico: es la lógica del mal en la que Occidente se ha
instalado, mientras espera la llegada de los bárbaros. (Juan Manuel de Prada, ABC/Madrid)
El 4 de agosto de 2014 el líder ruso,
Vladimir Putin, se dirigió al parlamento de Rusia con este discurso acerca de
las tensiones raciales con minorías islámicas que viven en Rusia.
“En Rusia vivid como rusos! Cualquier minoría, de cualquier parte, que quiera vivir en Rusia, trabajar y comer en Rusia, debe hablar ruso y respetar las leyes rusas.
Si ellos prefiere la Ley Sharia del profeta Mahoma y vivir una vida de musulmanes les aconsejamos que se vayan a aquellos lugares donde ésa sea la ley del Estado.
Rusia no necesita minorías musulmanas. Esas minorías necesitan a Rusia y no les garantizamos privilegios especiales ni tratamos de cambiar nuestras leyes adaptándolas a sus deseos.
No importa lo alto que exclamen “discriminación”, no toleraremos faltas de respeto hacia nuestra cultura rusa.
Debemos aprender mucho de los suicidios de América, Inglaterra, Holanda y Francia si queremos sobrevivir como nación.
Los musulmanes están venciendo en esos países pero no lo lograrán en Rusia.
Las tradiciones y costumbres rusas no son compatibles con la falta de cultura y formas primitivas de la Ley Sharia y los musulmanes.
Cuando este cuerpo legislativo piense crear nuevas leyes, deberá tener en mente primero el interés nacional ruso, observando que las minorías musulmanas no son rusas.”
Los miembros del Parlamento Ruso puestos en pie ovacionaron a Putin durante cinco minutos.
“En Rusia vivid como rusos! Cualquier minoría, de cualquier parte, que quiera vivir en Rusia, trabajar y comer en Rusia, debe hablar ruso y respetar las leyes rusas.
Si ellos prefiere la Ley Sharia del profeta Mahoma y vivir una vida de musulmanes les aconsejamos que se vayan a aquellos lugares donde ésa sea la ley del Estado.
Rusia no necesita minorías musulmanas. Esas minorías necesitan a Rusia y no les garantizamos privilegios especiales ni tratamos de cambiar nuestras leyes adaptándolas a sus deseos.
No importa lo alto que exclamen “discriminación”, no toleraremos faltas de respeto hacia nuestra cultura rusa.
Debemos aprender mucho de los suicidios de América, Inglaterra, Holanda y Francia si queremos sobrevivir como nación.
Los musulmanes están venciendo en esos países pero no lo lograrán en Rusia.
Las tradiciones y costumbres rusas no son compatibles con la falta de cultura y formas primitivas de la Ley Sharia y los musulmanes.
Cuando este cuerpo legislativo piense crear nuevas leyes, deberá tener en mente primero el interés nacional ruso, observando que las minorías musulmanas no son rusas.”
Los miembros del Parlamento Ruso puestos en pie ovacionaron a Putin durante cinco minutos.
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