Y quedan doce. Se cumple una vez más la antigua creencia de que cuando se sientan trece personas a una mesa, inevitablemente una desaparece.
Ésta vez le tocó al APRA, supuestamente, el partido más orgnizado del Perú. Por lo menos el más antiguo y tradicional. O lo era, hasta que empezó a ser copado por una serie de personajes para los que la política es sinónimo de hacerse rico, millonario. De no volver a trabajar en su vida. De asegurarse de que la plata les alcance por lo menos tres generaciones. De sus propias familias, se entiende, pues no les importa un carajo ni el país ni sus pobres ni los más necesitados. Ésos son clisés de campaña, promesas falsas para atraer a los incautos, que olvidarán tan pronto alcancen su meta de lograr la reelección. Su máxima prioridad es conservar la impunidad que les brinda el Parlamento.
Releo lo que acabo de expresar y me doy cuenta de que no hablo sólo de los apristas, sino de los políticos en general, con muy pocas excepciones.
Veremos a cuál de los compañeros envían al sacrificio para reemplazar a Mercedes Aráoz, quien finalmente abrió los ojos e hizo lo que la dignidad le reclamaba: renunció públicamente en un programa de televisión, y según ella, sin conversarlo con García.
Cambiando de tema, ¿ya vieron cuánto duró la "nueva bajada Balta" remodelada por el ex alcalde Masías? Tengan cuidado cuando transiten por ella, sobre todo si es de bajada, pues ya reaparecieron los baches rompe llantas.
¿Y se enteraron que el Lentopolitano requiere de una inversión de 50 millones de Soles para corregir algunos problemas de diseño?
No es coincidencia que Masías vaya en la lista parlamentaria de Castañeda.
Y se cumple también otro viejo refrán: "Dios los cría y ellos se juntan".
Esperaremos para ver lo que nos traerá ésta nueva semana que promete ser muy movida.
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